El Salmo 12 es una plegaria escrita por el rey David, que destaca la decadencia moral y la corrupción que prevalecen en la sociedad. En este salmo, David clama a Dios en busca de ayuda y protección, ya que se siente rodeado por personas malvadas y engañosas. A lo largo del Salmo, podemos identificar varios temas clave: la desaparición de los justos, la corrupción en el habla, la confianza en la Palabra de Dios y la promesa de que Dios protegerá a los fieles.
«Salva, Jehová, porque se acabaron los piadosos; porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres.»
En este verso inicial, el salmista, en este caso, el rey David, comienza con una súplica urgente y desesperada a Dios, utilizando el nombre «Jehová». Pide salvación y liberación porque nota una preocupante escasez de personas piadosas y fieles en la sociedad que lo rodea. La falta de personas justas es motivo de angustia para David, ya que parece que la maldad está ganando terreno y la integridad está en peligro de extinguirse.
«Habla mentira cada uno con su prójimo; hablan con labios lisonjeros y corazón doble.»
En este versículo, el salmista describe la situación corrupta en la comunicación interpersonal. Observa que la mentira es endémica en la sociedad, y la gente no duda en engañar a sus prójimos. Además, señala que las palabras halagadoras y elogiosas que salen de los labios de las personas son solo una fachada, ya que en sus corazones albergan doblez y maldad. Este engaño y duplicidad hacen que la confianza sea difícil de mantener entre las personas.
«Corte Jehová todos los labios lisonjeros, la lengua que habla soberbias;»
Ante la preocupante situación descrita en el versículo anterior, David clama a Dios pidiendo una intervención divina. Su deseo es que Dios detenga la propagación de la hipocresía y las palabras lisonjeras que ocultan la soberbia y la arrogancia. El salmista está pidiendo una purificación y corrección en la forma en que la gente se comunica, para que la verdad y la sinceridad prevalezcan sobre la falsedad y el engaño.
«a los que han dicho: Por nuestra lengua prevaleceremos; nuestros labios son nuestros; ¿quién es señor sobre nosotros?»
En este versículo, David se refiere nuevamente a aquellos que usan sus palabras para manipular y engañar. Estas personas se enorgullecen de su elocuencia y habilidades retóricas, y se creen a sí mismas como sus propios señores, no reconociendo ninguna autoridad o consecuencia por sus acciones. Esta actitud de autosuficiencia y falta de temor hacia Dios refuerza la necesidad de la intervención divina.
«Por la opresión de los pobres, por el gemido de los necesitados, ahora me levantaré, dice Jehová; pondré en salvo al que por ello suspira.»
En este versículo, Dios responde a la súplica del salmista. Jehová declara que se levantará para actuar en favor de los oprimidos y necesitados. Dios es consciente del sufrimiento de los pobres y afligidos, y se compromete a salvar y proteger a aquellos que claman por ayuda y justicia.
«Las palabras de Jehová son palabras puras; como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces.»
El salmista encuentra consuelo y esperanza en las palabras de Dios. Aquí, David elogia la pureza y la perfección de las palabras divinas. Utiliza la imagen de la plata refinada para resaltar la calidad de la Palabra de Dios, afirmando que ha sido probada y purificada repetidamente, lo que significa que es absolutamente confiable y sin mancha de error.
«Tú, Jehová, los guardarás; de esta generación los preservarás para siempre.»
David continúa expresando su confianza en Dios como el guardián de los justos. A pesar de la maldad prevaleciente en la generación actual, el salmista afirma que Dios protegerá a aquellos que son fieles y justos. La promesa de Dios es la preservación eterna, lo que implica que los justos estarán seguros bajo la protección divina incluso en medio de tiempos difíciles.
«Cercando andan los malos, cuando la vileza es exaltada entre los hijos de los hombres.»
El Salmo concluye con una observación sobre la realidad presente. David nota que los malvados están en todas partes, rodeándolo y actuando con impunidad mientras la maldad y la vileza son exaltadas en la sociedad. Sin embargo, a pesar de esta situación, el salmista mantiene su confianza en Dios y en Sus promesas de protección y salvación para los justos.
El Salmo 12 es una oración llena de plegarias y súplicas a Dios por ayuda y protección en medio de una sociedad corrupta y engañosa. David destaca la decadencia moral y la ausencia de personas piadosas, así como la prevalencia de la mentira y la hipocresía. A través de su súplica, el salmista encuentra consuelo en la pureza y confiabilidad de las palabras de Dios, esperando que Él intervenga para salvar a los justos y oprimir a los malvados. El Salmo 12 es un llamado a la fe, la confianza y la perseverancia en la rectitud, incluso en los momentos más oscuros de la vida.
1 Sálvanos, Señor, que ya no hay gente fiel; entre los seres humanos ya no hay en quien confiar. 2 No hacen sino mentirse unos a otros; sus labios son aduladores e hipócritas. 3 Corte el Señor todo labio lisonjero y toda lengua jactanciosa 4 que dice: «Venceremos con la lengua; en nuestros labios confiamos. ¿Quién puede dominarnos a nosotros?».
5 «Por la aflicción de los oprimidos y por el gemido del pobre, voy a levantarme», dice el Señor, «y los pondré a salvo de quienes los oprimen». 6 Las palabras del Señor son puras, son como la plata refinada, siete veces purificada en el crisol. 7 Tú, Señor, los protegerás; tú siempre los defenderás de esta gente. 8 Los malvados merodean por todas partes, cuando la vileza es exaltada entre los seres humanos.
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