Este post contiene Versículos de Aliento en la Biblia, te darán esa palabra de aliento, fortaleza y paz que nos da la Biblia.
En Isaías 41:10 el Señor nos da una promesa que dice «Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa».
Así que no temas, porque yo estoy contigo, no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré, te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10)
Yo estoy contigo. Te protegeré por dondequiera que vayas, y te traeré de vuelta a esta tierra. No te abandonaré hasta cumplir con todo lo que te he prometido. (Génesis 28:15)
El Señor es mi fuerza y mi cántico; él es mi salvación. Él es mi Dios, y lo alabaré, es el Dios de mi padre, y lo enalteceré. (Éxodo 15:2)
El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo, nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes. (Deuteronomio 31:8 )
Bueno es el Señor, es refugio en el día de la angustia, y protector de los que en él confían. (Nahúm 1:7)
Vivirás tranquilo, porque hay esperanza; estarás protegido y dormirás confiado. (Job 11:18)
Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el SEÑOR tu Dios te acompañará dondequiera que vayas. (Josué 1:9)
Aun los jóvenes se cansan, se fatigan, y los muchachos tropiezan y caen, pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas, volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán. (Isaías 40:30-31)
Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. (Proverbios 3:5)
Torre inexpugnable es el nombre del Señor, a ella corren los justos y se ponen a salvo. (Proverbios 18:10)
La paz les dejo, mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden. (Juan 14:27)
¿No se venden cinco gorriones por dos monedas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. Así mismo sucede con ustedes. Aun los cabellos de su cabeza están contados. No tengan miedo, ustedes valen más que muchos gorriones. (Lucas 12:6-7)
Si fueran del mundo, el mundo los amaría como a los suyos. Pero ustedes no son del mundo, sino que yo los he escogido de entre el mundo. Por eso el mundo los aborrece. (Juan 15:19)
Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? (Romanos 8:31)
Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. (Romanos 8:3)
Manténganse alerta; permanezcan firmes en la fe; sean valientes y fuertes. (1 Corintios 16:13)
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. (Filipenses 4:7)
Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos. (Romanos 8:28)
Como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así también tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. (Juan 3:14-16)
Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana. (Mateo 11:28-30)
Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo. Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes. (1 Pedro 5:6-7)
Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza. (Efesios 6:13)
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. (Filipenses 4:13)
Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros. Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados. (2 Corintios 4:7-8)
Por último, fortalézcanse con el gran poder del Señor. (Efesios 6:10)
Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo! (2 Corintios 5:17)
Jesús se dio vuelta, la vio y le dijo: ―¡Ánimo, hija! Tu fe te ha sanado. Y la mujer quedó sana en aquel momento. (Mateo 9:22)
Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo. (Juan 16:33)
Por eso, anímense y edifíquense unos a otros, tal como lo vienen haciendo. (1 Tesalonicenses 5:11)
Bendeciré al Señor, que me aconseja, aun de noche me reprende mi conciencia. Siempre tengo presente al Señor, con él a mi derecha, nada me hará caer. (Salmos 16:7-8)
El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso. Yo le digo al Señor: Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío. Solo él puede librarte de las trampas del cazador y de mortíferas plagas, pues te cubrirá con sus plumas y bajo sus alas hallarás refugio. ¡Su verdad será tu escudo y tu baluarte! (Salmos 91:1-4)
¿Por qué voy a inquietarme?. ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios! (Salmos 42:5)
Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia. Por eso, no temeremos aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar; aunque rujan y se encrespen sus aguas, y ante su furia retiemblen los montes. (Salmos 46:1-3)
El Señor dice: Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti. (Salmos 32:8)
Pero tú, Señor, me rodeas cual escudo; tú eres mi gloria; ¡tú mantienes en alto mi cabeza! Clamo al Señor a voz en cuello, y desde su monte santo él me responde. Yo me acuesto, me duermo y vuelvo a despertar, porque el Señor me sostiene. No me asustan los numerosos escuadrones que me acosan por doquier. (Salmos 3:3-6)
El Señor Todopoderoso está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. (Salmos 46:7)
Pero yo clamaré a Dios, y el Señor me salvará. Mañana, tarde y noche clamo angustiado, y él me escucha. (Salmos 55:16-17)
Encomienda al Señor tus afanes, y él te sostendrá; no permitirá que el justo caiga y quede abatido para siempre. (Salmos 55:22)
Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta. (Salmos 23:4)
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida, ¿quién podrá amedrentarme? (Salmos 27:1)
El Señor es mi fuerza y mi escudo, mi corazón en él confía, de él recibo ayuda. Mi corazón salta de alegría, y con cánticos le daré gracias. (Salmos 28:7)
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Excelente.