Este post contiene Versículos de Promesas de Dios en la Biblia. Las promesas de Dios son una parte fundamental de la fe cristiana. La Biblia está llena de promesas que Dios ha hecho a su pueblo, promesas que se cumplen y se seguirán cumpliendo a lo largo de la historia.
Las promesas de Dios nos dan esperanza en medio de las adversidades, nos dan fuerzas cuando nos sentimos débiles y nos recuerdan que Dios está siempre a nuestro lado, cuidando de nosotros. Al leer las promesas de Dios en la Biblia, encontramos consuelo en momentos de angustia, aliento en momentos de desánimo y motivación para seguir adelante en medio de las pruebas.
A lo largo de la historia de la humanidad, Dios ha demostrado su fidelidad al cumplir cada una de sus promesas. Desde la promesa de salvación a través de su Hijo Jesucristo, hasta la promesa de estar con nosotros siempre, Dios siempre ha cumplido sus promesas de una manera u otra.
Al reflexionar en los versículos de las promesas de Dios, recordamos que Él es fiel y que nunca nos abandonará. Podemos confiar en que Dios cumplirá todas sus promesas, aunque a veces los tiempos y las formas en que se cumplan puedan ser distintos a lo que esperamos.
Las promesas de Dios nos invitan a vivir una vida de fe, en la que confiamos en su amor y su cuidado, sin importar las circunstancias que nos rodean. Al depositar nuestra confianza en Dios y en sus promesas, podemos vivir con paz en nuestro corazón y con la certeza de que Dios tiene un propósito para nuestra vida.
Las promesas de Dios son una fuente de consuelo, fortaleza y esperanza para los cristianos. Al meditar en ellas, recordamos la fidelidad de Dios y su amor por nosotros, lo cual nos impulsa a seguir adelante y a confiar en Él en todo momento.
Todas las promesas que ha hecho Dios son «sí» en Cristo. Así que por medio de Cristo respondemos «amén» para la gloria de Dios. (2 Corintios 1:20)
Por mi parte, yo estoy a punto de ir por el camino que todo mortal transita. Ustedes bien saben que ninguna de las buenas promesas del Señor su Dios ha dejado de cumplirse al pie de la letra. Todas se han hecho realidad, pues él no ha faltado a ninguna de ellas. (Josué 23:14)
¡Bendito sea el Señor, que conforme a sus promesas ha dado descanso a su pueblo Israel! No ha dejado de cumplir ni una sola de las gratas promesas que hizo por medio de su siervo Moisés. (1 Reyes 8:56)
Si lo ha determinado el Señor Todopoderoso, ¿quién podrá impedirlo? Si él ha extendido su mano, ¿quién podrá detenerla? (Isaías 14:27)
Plenamente convencido de que Dios tenía poder para cumplir lo que había prometido. (Romanos 4:21)
Honra a tu padre y a tu madre que es el primer mandamiento con promesa. (Efesios 6:2)
Dichoso el que resiste la tentación porque, al salir aprobado, recibirá la corona de la vida que Dios ha prometido a quienes lo aman. (Santiago 1:12)
Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. (Mateo 11:28)
Los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones. (Hebreos 11:33)
El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza. Más bien, él tiene paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan. (2 Pedro 3:9)
Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10)
Sean fuertes y valientes. No teman ni se asusten ante esas naciones, pues el Señor su Dios siempre los acompañará; nunca los dejará ni los abandonará. (Deuteronomio 31:6)
Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. (Jeremías 29:11)
Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir. (Apocalipsis 21:4)
Pero en ese mismo día yo te rescataré —afirma el Señor—, y no caerás en las manos de los hombres que temes. (Jeremías 39:17)
Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús. (Filipenses 4:19)
Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia. (2 Timoteo 3:16)
Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil. Aun los jóvenes se cansan, se fatigan, y los muchachos tropiezan y caen; pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán. (Isaías 40:29-31)
Pero el que me obedezca vivirá tranquilo, sosegado y sin temor del mal». (Proverbios 1:33)
Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas. (Proverbios 3:5-6)
Que, si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. (Romanos 10:9)
La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden. (Juan 14:27)
Dios no es un simple mortal para mentir y cambiar de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete ni lleva a cabo lo que dice? (Números 23:19)
¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? le contestó Jesús. (Juan 11:40)
Y el testimonio es este: que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo. (1 Juan 5:11)
Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad. (1 Juan 1:9)
”Llegarán días —afirma el Señor—, en que cumpliré la promesa de bendición que hice al pueblo de Israel y a la tribu de Judá. ”En aquellos días, y en aquel tiempo, haré que brote de David un renuevo justo, y él practicará la justicia y el derecho en el país. En aquellos días Judá estará a salvo, y Jerusalén morará segura. Y será llamada así: ‘El Señor es nuestra justicia’ ”. (Jeremías 33:14-16)
Cuando Dios hizo su promesa a Abraham, como no tenía a nadie superior por quien jurar, juró por sí mismo, y dijo: Te bendeciré en gran manera y multiplicaré tu descendencia. Y así, después de esperar con paciencia, Abraham recibió lo que se le había prometido. (Hebreos 6:13-15)
Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá. (Juan 15:7)
Dichoso el que resiste la tentación porque, al salir aprobado, recibirá la corona de la vida que Dios ha prometido a quienes lo aman. (Santiago 1:12)
Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado. (Romanos 5:5)
Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo. (Juan 16:33)
Pues te cubrirá con sus plumas y bajo sus alas hallarás refugio. ¡Su verdad será tu escudo y tu baluarte!
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Si tenemos presente en nuestras mentes y en nuestro corazón las promesas de nuestro Dios son la mejor arma de oración en el momento que se requiere.