Este post contiene Versículos de Sanidad y Milagros en la Biblia. En la Biblia, encontramos numerosos versículos que hablan de la sanidad y los milagros para los enfermos. Estos versículos nos brindan esperanza y consuelo, recordándonos que Dios es un Dios de amor y compasión, y que está dispuesto a curar y sanar a aquellos que buscan su ayuda.
Desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo Testamento, la Biblia está llena de historias de sanidad y milagros que Dios realizó a través de sus profetas y sus hijos amados. En ellos, podemos ver la poderosa obra de Dios en la vida de aquellos que buscan su ayuda.
Además, los versículos que hablan de la sanidad y los milagros nos muestran que la fe en Dios es poderosa y que puede lograr grandes cosas. La fe en Dios nos da la fuerza para superar los obstáculos y las adversidades, incluyendo la enfermedad. Al confiar en Dios y buscar su guía, podemos encontrar la curación y la sanación que necesitamos para sanar nuestros cuerpos y nuestras almas.
Por último, es importante recordar que Dios es un Dios de amor y compasión, y que siempre está dispuesto a escuchar y responder a nuestras oraciones. Él siempre está con nosotros, brindándonos su amor y su presencia en todo momento. Al acercarnos a Dios con fe y humildad, podemos encontrar la curación y la sanación que necesitamos para sanar nuestras vidas y disfrutar de una vida plena y abundante en Cristo.
En conclusión, los versículos que hablan de la sanidad y los milagros son una fuente de consuelo y esperanza para aquellos que están enfermos o pasando por dificultades.
Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, has quedado libre de tu enfermedad.(Lucas 13:12)
Y el Señor apartará de ti toda enfermedad; y no pondrá sobre ti ninguna de las enfermedades malignas de Egipto que has conocido, sino que las pondrá sobre los que te odian. (Deuteronomio 7:15)
Venid, volvamos al Señor. Pues Él nos ha desgarrado, y nos sanará; nos ha herido, y nos vendará.(Oseas 6:1)
Jesús reprendió al demonio, el cual salió del muchacho, y este quedó sano desde aquel momento. (Mateo 17:18)
Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados. (Isaías 53:5)
Entonces tu luz despuntará como la aurora, y tu recuperación brotará con rapidez; delante de ti irá tu justicia; y la gloria del Señor será tu retaguardia. (Isaías 58:8)
Habiendo dicho esto, escupió en tierra, e hizo barro con la saliva y le untó el barro en los ojos, y le dijo: Ve y lávate en el estanque de Siloé (que quiere decir, Enviado). Él fue, pues, y se lavó y regresó viendo. (Juan 9:6-7)
La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y en seguida se lo dijeron a Jesús. Él se le acercó, la tomó de la mano y la ayudó a levantarse. Entonces se le quitó la fiebre y se puso a servirles. (Marcos 1:30-31)
¿Está enfermo alguno de ustedes? Haga llamar a los ancianos de la iglesia para que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. (Santiago 5:14)
Y Jesús le dijo: Yo iré y lo sanaré. Pero el centurión respondió y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; mas solamente di la palabra y mi criado quedará sano. (Mateo 8:7-8)
En esa misma hora curó a muchos de enfermedades y aflicciones, y malos espíritus, y a muchos ciegos les dio la vista. (Lucas 7:21)
El SEÑOR lo confortará cuando esté enfermo, lo alentará en el lecho del dolor. (Salmos 41:3)
En su angustia clamaron al Señor, y él los salvó de su aflicción. Envió su palabra para sanarlos, y así los rescató del sepulcro. (Salmos 107:19-20)
Restaura a los de corazón quebrantado y cubre con vendas sus heridas. (Salmos 147:3)
Él es el que perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus enfermedades. (Salmos 103:3)
Oh Señor, Dios mío, a ti pedí auxilio y me sanaste. (Salmos 30:2)
Bendice, alma mía, al Señor, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es el que perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus enfermedades. (Salmos 103:1-3)
La oración de fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará. Y, si ha pecado, su pecado se le perdonará. (Santiago 5:15)
Dondequiera que vayan, prediquen este mensaje: “El reino de los cielos está cerca”. Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien de su enfermedad a los que tienen lepra, expulsen a los demonios. Lo que ustedes recibieron gratis, denlo gratuitamente. (Mateo 10:7-8)
¿Qué quieres que haga por ti? le preguntó. Rabí, quiero ver —respondió el ciego. Puedes irte le dijo Jesús, tu fe te ha sanado. Al momento recobró la vista y empezó a seguir a Jesús por el camino. (Marcos 10:51-52)
Sáname, SEÑOR, y seré sanado; sálvame y seré salvado, porque tú eres mi alabanza. (Jeremías 17:14)
Les dijo: Yo soy el Señor su Dios. Si escuchan mi voz y hacen lo que yo considero justo, y si cumplen mis leyes y mandamientos, no traeré sobre ustedes ninguna de las enfermedades que traje sobre los egipcios. Yo soy el Señor, que les devuelve la salud. (Éxodo 15:26)
Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10)
¿Está enfermo alguno de ustedes? Haga llamar a los ancianos de la iglesia para que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. La oración de fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará. Y, si ha pecado, su pecado se le perdonará. (Santiago 5:14-15)
Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado. Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades, sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados. (Isaías 53:4-5)
Señor, por tales cosas viven los hombres, y también mi espíritu encuentra vida en ellas. Tú me devolviste la salud y me diste vida. Sin duda, fue para mi bien pasar por tal angustia. Con tu amor me guardaste de la fosa destructora, y les diste la espalda a mis pecados. (Isaías 38:16-17)
Porque yo te devolveré la salud, y te sanaré de tus heridas, declara el Señor, porque te han llamado desechada, diciendo: “Esta es Sión, nadie se preocupa por ella”. ( Jeremías 30:17)
Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra. Mantendré abiertos mis ojos, y atentos mis oídos a las oraciones que se eleven en este lugar. (2 Crónicas 7:14-15)
Sin embargo, les daré salud y los curaré, los sanaré y haré que disfruten de abundante paz y seguridad. (Jeremías 33:6)
Mas serviréis al Señor vuestro Dios, y Él bendecirá tu pan y tu agua; y yo quitaré las enfermedades de en medio de ti. (Éxodo 23:25)
Querido hermano, oro para que te vaya bien en todos tus asuntos y goces de buena salud, así como prosperas espiritualmente. (3 Juan 1:2)
He visto sus caminos, pero lo sanaré, lo guiaré y lo colmaré de consuelo. Y a los que lloran por él les haré proclamar esta alabanza ¡Paz a los que están lejos, y paz a los que están cerca! Yo los sanaré dice el Señor. (Isaías 57:18-19)
¡Vean ahora que yo soy único! No hay otro Dios fuera de mí. Yo doy la muerte y devuelvo la vida, causo heridas y doy sanidad. Nadie puede librarse de mi poder. (Deuteronomio 32:39)
Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir». (Apocalipsis 21:4)
Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús. (Filipenses 4:19)
Hijo mío, atiende a mis consejos, escucha atentamente lo que digo. No pierdas de vista mis palabras, guárdalas muy dentro de tu corazón. Ellas dan vida a quienes las hallan. son la salud del cuerpo. (Proverbios 4:20-22)
Señor, ten compasión de nosotros, pues en ti esperamos. Sé nuestra fortaleza cada mañana, nuestra salvación en tiempo de angustia. (Isaías 33:2)
Y Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, a fin de que muramos al pecado y vivamos a la justicia, porque por sus heridas fuisteis sanados. (1 Pedro 2:24)
Gran remedio es el corazón alegre, pero el ánimo decaído seca los huesos. (Proverbios 17:22)
La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden. (Juan 14:27)
Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana. (Mateo 11:28-30)
Han condenado y matado al justo sin que él les ofreciera resistencia. (Santiago 5:6)
Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil. (Isaías 40:29)
Jesús recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas, anunciando las buenas nuevas del reino, y sanando toda enfermedad y dolencia entre la gente. Su fama se extendió por toda Siria, y le llevaban todos los que padecían de diversas enfermedades, los que sufrían de dolores graves, los endemoniados, los epilépticos y los paralíticos, y él los sanaba. (Mateo 4:23-24)
No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. Y yo no he venido a llamar a justos, sino a pecadores. (Marcos 2:17)
Y estaba allí una mujer que por causa de un demonio llevaba dieciocho años enferma. Andaba encorvada y de ningún modo podía enderezarse. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, quedas libre de tu enfermedad. Al mismo tiempo, puso las manos sobre ella, y al instante la mujer se enderezó y empezó a alabar a Dios. (Lucas 13:11-13)
Jesús recorría todos los pueblos y aldeas enseñando en las sinagogas, anunciando las buenas nuevas del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia. (Mateo 9:35)
Así que se puso a pensar: ¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha. Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guardadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida”. (Lucas 12:17-19)
Tan pronto como salieron de la sinagoga, Jesús fue con Jacobo y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y en seguida se lo dijeron a Jesús. Él se le acercó, la tomó de la mano y la ayudó a levantarse. Entonces se le quitó la fiebre y se puso a servirles. Al atardecer, cuando ya se ponía el sol, la gente le llevó a Jesús todos los enfermos y endemoniados, de manera que la población entera se estaba congregando a la puerta. Jesús sanó a muchos que padecían de diversas enfermedades. También expulsó a muchos demonios, pero no los dejaba hablar porque sabían quién era él. (Marcos 1:29-34)
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Buenas noches me gustó encontré lo que busco grasias feliz y bendecida noche
Excelente, un favor me pueden enviar correos que me edifiquen
El barón o mujer que este con Dios todo le será Fácil andar en este mundo solos Dios lo ase posible...
Gracias por nada es imposible por que con mi cristo Jesus es la esperanza y fortaleza mia nunca nos dejara nunca nos desamparar siempre comfiando en el por toiene poder en diestra de su justica el es el unico padre celestial y no hay otro para nosostros por el estamos y vivimos en paz por que el es amor .
excelente
Buen dia y bendecido sea me fue muy util encontre lo que buscava
Muy lindo los versiculos son de gran ayuda.
No hay nada imposible para DIOS
Cristo Jesús tu eres el camino la verdad y la vida nadie llega al padre si nos amen
Le pedí que pusiera su mano de poder sobre mi tobillo y el me unjio y calmo mi dolor mi pie esta sano lo declaró sano en el nombre del padre el hijo espíritu santo amen
Gracias por darnos verciculos cristianos me son de mucha ayuda en momentos difíciles